martes, 2 de noviembre de 2010

Una Galicia distinta

Ha sido un día largo y todos duermen ya, escojo algo de Donald Fagen y me enfrento al fondo blanco con muchas ideas en la cabeza; el mundo que me ha tocado vivir es extraño y veloz, tiene razón mi amigo Fran al llamar a su blog “Un país en lata” esta Galicia de siglo XXI sigue viviendo falta de aire y así se conserva en algunas de sus múltiples caras como hace décadas. Muchos de nuestros paisanos siguen mirando al maestro, al cura, al guardia civil o al alcalde como iconos de un poder que les salvará de la debacle, otros sin embargo hace tiempo que han sacado la escopeta y se dedican a disparar a todo lo que se mueve sin pensar en si el tiro es necesario o si con un grito hubiera llegado, este país hace tiempo que dejo el centro de la escalera libre y se dedica a tirarse los trastos del trastero al zaguán y del patio de luces a la azotea; da igual lo que hagas, si crees que debes enseñar en gallego eres nacionalista pero si no crees en ello sin duda tienes que ser facha; si aborreces y criticas la visita del Papa eres ateo pero si la aceptas sin duda serás un anticuado y retrogrado católico ultraconservador; si eres periodista no tienes ética, si político corrupto, de Coruña un señorito, de Cangas un radical y así hasta el infinito: En rio revuelto ganancia de pescadores y en Galicia otra cosa no habrá pero pescadores, de estos, tenemos de más y así nos va; lo curioso es que cuando hablas con la gente, padres de niños como los míos, compañeros de profesión, camareros, cocineras, taxistas, libreros, tenderos o peluqueras, encuentras gente normal que unas veces te da la razón y otras no, que tienen sus manías como tenemos todos, que tienen sus problemas pero que, por lo general, no transmiten esa crispación que los medios venden cada día. Veo a los chavales de 1º y 2º de Eso y compruebo que tienen las cosas bastante más claras que muchos de los de bachillerato, los miedos y dudas que sus padres les hemos podido transmitir se ven atenuados por el acceso a la información que nosotros no tuvimos y cuando necesitan respuestas a las que uno no llega lo que hacen es buscarlas, a los que conozco les importa bien poco la religión del de al lado, asumen con naturalidad la homosexualidad y zanjan el asunto con una risa tonta mucho más discreta que los aspavientos de mi generación, temen a las drogas sin haber llegado a la edad más difícil para ese tema y se embarcan en proyectos que a nosotros nos hubieran parecido ciencia ficción; soy consciente de que no todos son así, de que muchos acarrean las fobias de sus padres pero creo también que son los menos. Puede que sea lo que me rodea, que haya otra realidad que no veo pero aun así creo que hay esperanza y que a poco que los mayores nos fijemos un poco más en ellos dentro de 20 años Galicia será muy distinta, espero estar para verlo. 

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