viernes, 21 de agosto de 2009

Barbies de salón en Pontevedra

Si hay algo que me parezca anticuado, machista y digno de ser criticado en Galicia es la ceremonia de presentarse en sociedad que se sigue llevando a cabo en Pontevedra. En la noticia leo además que asiste el presidente del PP Mariano Rajoy que no se ha cortado mucho a la hora de arremeter contra el ministerio de igualdad; no se puede criticar la labor del ministerio de igualdad, críticas que en muchos casos están justificadas, y después acudir a una ceremonia en la que se celebra con vestidos largos y zapatos de tacón que las niñas se convierten en mujer; una ceremonia a la que por supuesto solo acude un cierto estrato social perpetuando de esta forma el clasismo social, la división entre los que tienen poder adquisitivo para comprar un vestido largo, unos zapatitos de tacón y pagarse la cuota de este o aquel club exclusivo y aquellos que se conforman con que su hija vuelva a casa a la hora y saque buenas notas y se frustran cuando se dan cuenta de que para pagar la matricula de la universidad tendrán que hacer muchos números.
La verdad prefiero a las chicas que como cantaba Alaska piden que nadie intente cambiarlas y siguen fieles a si mismas y no a etiquetas sociales de ningún tipo.

2 comentarios:

Ernesto Fdez.Lavid dijo...

Hola Manel, estoy encantado de que sigas mi blog, decir que yo comparto alguna de las cosas que mencionas aquí, pero he de poner mi disconformidad con lo dicho sobre Alaska, ya que es muy fácil proclamar ideas de izquierdas pero viviendo como uno de derechas, te recuerdo que la Alaska de los años 80 no es la pobre y actual Alaska, que sólo asiste a actos "progres" o aquellos que dan cierto estatus social.

Lindeiros dijo...

bueno lo que tiene se lo gano honradamente, tambien tu proclamas que t blog es apolitico en la cabecera y sin embargo formas parte de la ejecutiva de un partido. No todo es negro o blanco la vida esta llena de matices, para mi Alaska no a cambiado ni un ápice, por suerte para ella ya no tiene que dormir en el suelo de un ático y marcharse cuando por la mañana llegaba la señora de la limpieza.