jueves, 12 de marzo de 2009

Relatos de los muertos 1

El locutor esperó a que se encendiera la luz roja y comenzo a leer con parsimonia
-Funeral por el señor Edelmiro Folipio Merundo, que falleció en el dia de hoy...

Edelmiro Folipio Merundo nunca había pensado que sucedía al morirse uno; un segundo antes de que sucediera fue consciente de que era tarde para pensarlo por que ya estaba pasando; había leido lo de la luz pero nadie le dijo que era roja y mucho menos que al final del tunel uno se encontraba flotando en un estudio de radio mientras un aburrido locutor leia los nombres de toda su parentela.
Edelmiro Folipio Merundo había sido un niño normal, un adolescente normal y un hombre normal; al igual que muchas personas son asmáticas y otras tienen problemas mucho más grabes el tenía alergia a las flores en general; no podía acercase a una floristeria o a un campo sin que se pusiera al borde del colapso y eso, no se podía negar, le había complicado un poco la vida. En vez de sentir odio o rencor hacia las flores, Edelmiro Folipio se sintió desde pequeño inclinado a buscar las alternativas que la vida le permitía y asi fue llenando su mundo de imágenes, videos, libros y todo aquello que tuviera algo que ver con ellas. Su colección abarcaba todas las variedades de plantas con flor que uno pueda imaginar y en ella se podían encontrar desde reproducciones en acero hasta las copias más perfectas que con tela se puedan conseguir; Edelmiro llego a tener un cariño cercano a la adoración a sus flores falsas y por extensión a las de verdad.
Mientra Edelmiro escuchaba al locutor recordó que por primera vez en su vida, aunque fuera más bien muerte, había una oportunidad para estar rodeado de lo que tanto amaba y ese momento era su funeral; al menos en el final, los que le querían, tenian la oportunidad de regalarle lo que él había añorado toda su vida y tal vez en esos momentos su casa comenzara a llenarse de rosas, claveles, gardenias, orquideas y quien sabe cuantas más.
El locutor llegaba al final del folio y Edelmiro esperaba que el tunel lo llevara hacia su casa para poder disfrutar, al menos un solo momento, de la imagen de su cuerpo rodeado de flores; y fue entonces, en ese preciso instante, cuando entendió por que estaba allí, en aquel estudio de radio; fue entonces cuando supo el por que de escuchar su propia esquela; fue entonces cuando comprobó que su familia, que los que más cerca habían estado de él, que los que decian conocerle, nunca lo habían entendido, nunca se habian preocupado de lo que de verdad le importaba o de lo que deseba con todas sus fuerza y lo supo cuando escuchó al locutor pronunciar:
-no se admiten flores.


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